Todas las mañanas caminaba solo, pues pensaba que la vida sería
mejor así. Siempre despertaba y sonreía
al inmenso cielo azulado, iluminado por el sol… todo estaba en calma. O así lo
hacía saber, pues si algún día las cosas no eran como siempre... Nadie se daría
por enterado.
Un día algo inesperado llamó su atención, distrayéndolo de
su camino. Era ella, una mujer cualquiera, vestida de mallas, de pie en una
esquina; llamando la atención de muchos hombres para ganarse el pan.
No la caracterizó por su trabajo diario, no vio en ella su
busto al descubierto, sus bellas caderas contoneándose como las curvas de la
guitarra, ni su vientre digno para dormir. No vio su cabello largo y lacio como
el cielo despejado, sus ojos pintados con extravagantes colores, sus labios
rojos como la sangre. No vio sus largas piernas abiertas como flores, sus
tacones de plataforma, sus uñas listas para herir la piel de su víctima.
Perplejo ante ella, se acercó. Las palabras no tenían cavidad
para que él pudiera decir lo bella que era. Ella simplemente le puso precio a
su cuerpo, le dijo que podía estar el tiempo que quisiera pero pagando en
efectivo, si tenía dólares todo era mucho mejor. Para poder estar con ella,
aquel hombre actuó rápido. Sacó su billetera y le mostró el dinero con el que
contaba. Así juntos se fueron a el Edén.
Entraron, cerraron la puerta, ella comenzó a besarlo
lentamente, a quitarle la ropa. ¿Pero él que hacia?.. La detuvo y la miró:
expresando que no debía. Ella se quitó los únicos hilos que cubrían su piel
escondida, lo tiró a la cama. Y trató de consumar su cuerpo.
Aunque él no quería, terminó cediendo, la tomó entre sus
manos, la acarició hasta sangrar, la besó con sentimiento, la hizo suya. Y él quiso
ser de ella. Ella experta en el tema, sabía todos los tips para hacerlo vibrar
de emoción y lo logró. El recorrió su cuerpo, y vio las heridas, los golpes de
otros que no habían apreciado la mujer que tenían.
¡Y todo acabo!
Ella se levantó, lo miro. Estiro su mano y le cobró. Él
perplejo, pensando que todo había sucedido por otra razón, le explicó: conmigo
puedes vivir como una mujer, no te faltara nada, no harás nada, jamás te harán
daño, te querré siempre.
Sin entender ella replicó, que quería su dinero, que debía
pagar por el servicio. Él un poco incómodo, trataba de explicarle que lo que había
sucedido no era un servicio, más bien era un acto de amor puro. Ella molesta,
exclamaba que pagara; las cosas de este mundo no son gratis. Ella trabaja y
debe ganar su sueldo.
No seas despiadado, págale a la mujer, paga por lo que todos
saben hacer, pero que a ella un pan le da de comer!!
Él trataba de explicarle que podía tener más de lo que valía
un rato con ella, que se fuera con él y viviera. Ella no entendía, llena de
rabia después de horas de discusión, agarro la lámpara y le pegó. Cayó al piso,
se agobiaba al respirar, lentamente abrió los ojos. La miró!. Inexplicable suceso,
porque actuó así?. La quería, pero lo atacó.
Luego sintió que silenciosamente se iba, cerró lo ojos y
murió.
Ella una experta, no era la primera vez q lo hacía, salió de
la habitación, camino hacia la salida, se marchó. Llegó a otra esquina, empezó
de nuevo su horario de trabajo.
En el lugar, sacaron el cuerpo, lo llevaron al basurero. Allá yace un alma que viviendo sola, se dejó deslumbrar por el alma que él
mismo quiso mirar.
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