viernes, 10 de agosto de 2012

El miedo a sentir, en palabras plásticas


Miedo a Sentir

Me encuentro naufragando en el mar de tus pupilas,
Puedo desenfrenarme en tu cuerpo y abrazarte sin sentidos
                      Mis brazos te protegen, tu olor es un narcótico para mi alma,                      
Y  siento en mí el temor de amarte.
Al mirarte, las olas de calor de deslizan poco a poco
¡Lo  sé quiero tenerte!
Pero llega, ¡es más grande y se apodera de mí!
Explota todo ese fuego, abrumado de este pobre corazón
¡Crece!, ¡crece!...
Hasta que a lo lejos vuelvo a escucharte
Vuelvo a sentirte, me alejo, me voy
No te tendré, como las garzas al amanecer
No seguiré para que las danzas de este corazón broten y me destruyan.
A pesar de que sufras, de que te desgarre el corazón,
Esto morirá y volveré a ser normal…
¿Sigues aquí?, ¿Por qué?, no me silencies con ese beso
Es mejor que esto se acabe para que tu corazón vuele y llegue  a otro nido,
Porque si no seré esclava tuya, y lastimosamente para mí, no podré zafarme de aquel papel.
Mi corazón quiere volver a mi pecho, puesto en tus manos
Con una palabra armónica haces que el mundo se detenga,
Y con tu boca de néctar dulce, haces de mí una estúpida enamorada.

                                                                                              Peke.

Por algo era…!

Y quería mostrar lo que sentía, y quería cumplir con mi responsabilidad. En ese entonces (y también ahora) jamás estuve conforme con lo que escribí… me parecía tan plástico, tan falta de sentido, tan mentiroso… y es verdad, leerlo es una de las cosas que siempre evito, que quiero alejar, ¿por qué? Por todo lo que esas palabras me hicieron hacer. Leerlo, mostrarlo, y bueno en ese entonces, leértelo fue un poco vergonzoso, porque mientras lo hacía, en mi mente las voces sonaban: ¿qué estás diciendo? Tú no sientes esas palabras, ¡estas son palabras de plástico!
Y bueno, no es bueno mezclar las cosas (aunque a muchos les funcione) las letras se escriben cuando quieren ser escritas, no cuando un señor calvo dice que las escribamos, y menos ese tipo de cosas, de las cuales pienso que no soy buena, y pues no me gusta escribir; admiro su esencia, la esencia que los miles de poetas le han dado a las letras.
No quiero decir que esto no haya servido de nada –sirvió de mucho, al menos no perdí la materia (¿y bueno quien la perdía?)- pero leyéndolo no tiene el sentido que quería dar, es un armado de plástico, sin alma, sin corazón, sin esencia. Parecen muertas, porque no tienen significado para transmitir y bueno, quizás muchos le den significado, pero si quien las escribe no lo hace con ese sentir, simplemente construye un ser muerto.
Es verdad que los más simple es lo más hermoso, porque lo que está elaborado pierde la esencia de su creación, el por qué fue creado y el para qué. Esto pasó, perdió el norte, el sur, todos sus puntos. Desviadas, las palabras fueron desviadas y llegaron a ser plásticas.

                     

(…) No era para ti, quizás era para ese señor, y bueno muestra lo que no existe, la frialdad de un sistema escrito, porque no era yo la que creaba pensamientos, hacia ese ser. Vergüenza con lo que se me pidió, con lo que se escribió, con lo que leí.

Por eso cada palabra escrita, cada historia, es más que una reunión de palabras, es una charla amena con el escritor, es conocer lo que existió algún día (del mundo real y del mundo que tú quieres que sea real) y conocer los verdaderos y a veces ocultos sentimientos que existieron alguna vez.