miércoles, 21 de marzo de 2012

Un gato con pulgares


¿Quién lo iba a creer un gato con corbata? Un gato un poco extraño, como todos los gatos y como ninguno, como unos que maúllan y otros que usan las palabras para comunicarse. Pero este gato, puede escribir, ¿no me lo crees? Es verdad, 5 dedos adornan su mano, es un gato con pulgares.
Pero si los gatos no pueden tener pulgares, ¿porque este los tiene? Tan solo este, este inusual ha sabido retar la naturaleza, un ejemplar, un gato con pulgares.
Y tú pensaras que te estoy jugando una broma, que esto es producto de mi imaginación o que quizás es una  mutación. Pero no, es un ser como tú y como yo. Bueno la verdad no, porque tú eres tú y yo soy yo. Pero en realidad existe y para que lo creas empezare a contarte la inusual historia:
Caminaba solo por la calle (si caminaba en dos pies, ah… ahora no me creerás, pues no él no andaba en cuatro patas, ¿me dejaras contarte si o no?)… iba en que, caminaba solo por la calle, buscando en que ocupar su vida, anhelando encontrar algo que robara la mayor parte de su tiempo y de esa forma olvidarla (cállate, aun no puedes saber quién es ella).
Caminaba por la verde pradera del parque de la tercera avenida, mirando a su paso cada una de las personas que transitaban por allí, miraba las parejas que por las tardes juntan sus brazos y sus labios para compartir una parte del tiempo destinado en su construcción. Miraba los niños correr, que a pesar de que no se conocían (si lo niños, ¿me dejaras contarte la historia?), que a pesar de que no se conocían, se divertían y disfrutaban de todo a su alcance en ese lugar; además miraba, los ancianos que se juntaban al frente del lago para hablar sobre el país, amores del pasado y sobre las grandiosas historias de su vida. Observaba como los rayos del sol caían sobre la copa de los árboles y formaba la tan inusual figura que tan solo la puedes recrear cuando mires tal suceso, observaba como las pocas nubes, una al lado de la otra adornaba ese azul celeste que, no todas las tardes se tiene el privilegio de admirar y por ultimo observaba su sombra sola y fría; no podía entender  como todo a su alrededor era tan cálido y armonioso, y que en su interior se sintiera un vacío tenebroso.
Siguió adelante, dejando todo atrás y se sentó en la silla más alejada del parque donde los árboles que se encuentran allí mueren poco a poco y los rayos del sol no alcanzan a llegar porque las enormes nubes hacen que el espacio sea relativamente oscuro. (Claro, debes imaginar que el parque es un lugar inmenso y ese lugar donde este gato de cinco pulgares se sentó es retirado de donde se disfruta plácidamente del lugar). Sentado allí, saco de su maletín una pequeña libreta y empezó a escribir, sus delicados dedos hacían caso a la inspiración del momento dejando grabado todo lo que su imaginación producía en el instante.  Y empezó a escribir sobre ella, sobre todo lo que sentía, cuanto la quería y cuanto dolor le hacia su partida.
Empezó a escribir (se, que aún no puedes creer que este gato con cinco pulgares pueda escribir, y si no crees esto, creo que no continuare con la historia. Se necesita que creas en todo lo inimaginable para que así comprendas el valor de lo que te estoy contando [….] Ok, si esa es tu decisión, continuare). ¿En qué iba? A claro, empezó a escribir como llego ese día, como su aurora la hacía increíblemente radiante y como poco a poco se fue apagando. (Si poco a poco se apagó, pero noooo, como dices eso, el jamás atento contra su vida. No la mato si estás pensando en ello) ella estaba enfrente de él, se acercó lentamente y empezó a acariciarlo, sus labios rosaron los labios de este inusual gato y un en un largo beso empezó el fin de su material cuerpo. Cada vez que ella pronunciaba palabra comenzaba a evaporarse lentamente.
-Te quiero en este instante… Todo lo que me hiciste sentir, jamás habitara en ningún ser de este planeta…Te Amo hasta el fin de mi imagen en tu pensamiento… Tus dulces labios, incomparables tus besos y lastimosamente compartibles, pero me alegra haber visto esos ojos donde podía observar la belleza de todo lo que a nuestro paso se encontraba y todas mis palabras, mis pensamientos de ahora en adelante tuyos, serán siempre tuyos… Y así sus pies desaparecían poco a poco, su torso se desvanecía en el espacio, su corazón ya no existía, sus labios se borraban del mundo, sus ojos lentamente se cerraban y todo su ser ya no existía.
Y cuando esto ocurrió, salió del lugar y empezó a caminar hasta que se sentó en esta silla, en lo lejano del parque de la tercera avenida, escribiendo apareciste… Mírame, mira mis manos. Yo soy aquel gato con pulgares.




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