¿Quién lo iba a creer un gato con corbata? Un gato un poco
extraño, como todos los gatos y como ninguno, como unos que maúllan y otros que
usan las palabras para comunicarse. Pero este gato, puede escribir, ¿no me lo
crees? Es verdad, 5 dedos adornan su mano, es un gato con pulgares.
Pero si los gatos no pueden tener pulgares, ¿porque este los
tiene? Tan solo este, este inusual ha sabido retar la naturaleza, un ejemplar,
un gato con pulgares.
Y tú pensaras que te estoy jugando una broma, que esto es
producto de mi imaginación o que quizás es una
mutación. Pero no, es un ser como tú y como yo. Bueno la verdad no,
porque tú eres tú y yo soy yo. Pero en realidad existe y para que lo creas
empezare a contarte la inusual historia:
Caminaba solo por la calle (si caminaba en dos pies, ah…
ahora no me creerás, pues no él no andaba en cuatro patas, ¿me dejaras contarte
si o no?)… iba en que, caminaba solo por la calle, buscando en que ocupar su
vida, anhelando encontrar algo que robara la mayor parte de su tiempo y de esa
forma olvidarla (cállate, aun no puedes saber quién es ella).
Caminaba por la verde pradera del parque de la tercera
avenida, mirando a su paso cada una de las personas que transitaban por allí,
miraba las parejas que por las tardes juntan sus brazos y sus labios para
compartir una parte del tiempo destinado en su construcción. Miraba los niños
correr, que a pesar de que no se conocían (si lo niños, ¿me dejaras contarte la
historia?), que a pesar de que no se conocían, se divertían y disfrutaban de
todo a su alcance en ese lugar; además miraba, los ancianos que se juntaban al
frente del lago para hablar sobre el país, amores del pasado y sobre las grandiosas
historias de su vida. Observaba como los rayos del sol caían sobre la copa de
los árboles y formaba la tan inusual figura que tan solo la puedes recrear
cuando mires tal suceso, observaba como las pocas nubes, una al lado de la otra
adornaba ese azul celeste que, no todas las tardes se tiene el privilegio de
admirar y por ultimo observaba su sombra sola y fría; no podía entender como todo a su alrededor era tan cálido y
armonioso, y que en su interior se sintiera un vacío tenebroso.
Siguió adelante, dejando todo atrás y se sentó en la silla más
alejada del parque donde los árboles que se encuentran allí mueren poco a poco
y los rayos del sol no alcanzan a llegar porque las enormes nubes hacen que el
espacio sea relativamente oscuro. (Claro, debes imaginar que el parque es un
lugar inmenso y ese lugar donde este gato de cinco pulgares se sentó es
retirado de donde se disfruta plácidamente del lugar). Sentado allí, saco de su
maletín una pequeña libreta y empezó a escribir, sus delicados dedos hacían
caso a la inspiración del momento dejando grabado todo lo que su imaginación producía
en el instante. Y empezó a escribir
sobre ella, sobre todo lo que sentía, cuanto la quería y cuanto dolor le hacia
su partida.
Empezó a escribir (se, que aún no puedes creer que este gato
con cinco pulgares pueda escribir, y si no crees esto, creo que no continuare con
la historia. Se necesita que creas en todo lo inimaginable para que así
comprendas el valor de lo que te estoy contando [….] Ok, si esa es tu decisión,
continuare). ¿En qué iba? A claro, empezó a escribir como llego ese día, como
su aurora la hacía increíblemente radiante y como poco a poco se fue apagando.
(Si poco a poco se apagó, pero noooo, como dices eso, el jamás atento contra su
vida. No la mato si estás pensando en ello) ella estaba enfrente de él, se acercó
lentamente y empezó a acariciarlo, sus labios rosaron los labios de este
inusual gato y un en un largo beso empezó el fin de su material cuerpo. Cada
vez que ella pronunciaba palabra comenzaba a evaporarse lentamente.
-Te quiero en este instante… Todo lo que me hiciste sentir, jamás
habitara en ningún ser de este planeta…Te Amo hasta el fin de mi imagen en tu
pensamiento… Tus dulces labios, incomparables tus besos y lastimosamente
compartibles, pero me alegra haber visto esos ojos donde podía observar la
belleza de todo lo que a nuestro paso se encontraba y todas mis palabras, mis
pensamientos de ahora en adelante tuyos, serán siempre tuyos… Y así sus pies
desaparecían poco a poco, su torso se desvanecía en el espacio, su corazón ya
no existía, sus labios se borraban del mundo, sus ojos lentamente se cerraban y
todo su ser ya no existía.
Y cuando esto ocurrió, salió del lugar y empezó a caminar
hasta que se sentó en esta silla, en lo lejano del parque de la tercera
avenida, escribiendo apareciste… Mírame, mira mis manos. Yo soy aquel gato con
pulgares.
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