¿Y tú qué quieres de mi?, le pregunte con tanta intriga, anhelando encontrar por fin la respuesta a tan semejante duda que había llevado.
El me miro, y no dijo nada…. Me dejo mas intrigada aun, cuando dio media vuelta y se fue. ¿Qué había pasado?, ¿Por qué no me respondió tan sencilla pregunta?... Aproximadamente a 50 pasos, se dio vuelta y grito… te quiero a ti… tan solo eso… Por fin encontré la respuesta, a una pregunta mal hecha. Y ahora el pregunto: ¿A quién quieres?... me di media vuelta y me marche.
No lo volví a ver, seguí mi camino, cogí el tren con rumbo a Malagu, pequeña ciudad al norte del país, donde estaría alrededor de 1 año, trabajando con la población, era el destino que tanto anhelaba. Al llegar, me hospede, conocí el lugar, su gente, sus alrededores, etc. Pasó una semana y me dispuse a escribir la carta:
Malagu, 28 de Diciembre de 2011.
Querido sr G.S….
Saludo doloroso, pero calmante para mi alma.
Aquel día imborrable, el día que respondiste a mi pregunta mal hecha, (me di cuenta por la expresión que siempre haces, cuando hago las cosas mal), ate todos los cabos sueltos, y entendí en un pequeño momento toda la verdad. Supe que me querías. Después, cuando me hiciste tu pregunta bien formulada, no respondí. Querido sr… me conoces bien, y sabes que no me marche porque mi respuesta causara el dolor de una negación. Todo lo contrario, mi respuesta causaría el tipo y tan común dolor que envicia, el de una afirmación.
Pero sabes mis compromisos, y debía marcharme, aunque para serte franca una parte mía se ha quedado contigo, mi alma esta allá, lo note al llegar de mi viaje, ¡¡tú la tienes!!
Por eso respondo mediante esta carta…Te quiero a ti… y a la vez hago una petición: por favor devuélveme mi alma, la necesito.
Con profundo cariño…
L.T.
Pasaron los días, y comencé a con mi proyecto. Pero por más que hiciera las cosas, nada salía como lo quería, no estaba conforme con mis acciones. Un mes después de haber mandado la carta recibí la respuesta, lo cual me sorprendió. Pues el correo no están demorado, a menos que el demorado sea el remitente.
Capital, 28 de enero de 2012.
Querida Sta. L.T.
Saludo, de la persona que la está esperando.
Disculpara mi tardanza, pero le seré franco, de mis anhelos no era responder de inmediato la carta. ¿Por qué? Después le contare, o quizás se dará cuenta.
El ultimo día que la vi, supe de alguna forma que no se había marchado completamente al dar esa vuelta y coger el tren. Algo suyo, se había quedado conmigo y ahora era el dueño de esa parte.
Con respecto a su respuesta, no me es nada novedosa. Su alma ha contado secretos que guarda, y supe quien era yo para su vida. Con respecto a su petición, no me crea un villano, pero no podre devolverle su alma, ahora me pertenece, soy el dueño de esta.
Me despido, mandándole aquello abrazos que tanto se que le gustan y lo que hacen en usted.
Sr G.S….
Al leer, esa carta quede pasmada, él comenzaría a saber mis secretos, todas las cosas que he guardado celosamente y que nadie sabe. Pero, ¿que se creía él?, porque no me devuelve algo que es mío, algo que no le pertenece. Cogí, el primer tren, sentada allí esperaba llegar pronto y pedir que me devolviera lo que me pertenecía. Faltando 5 minutos, para salir me baje del tren. ¿Cómo me apareceré, si a la final es algo que él tiene, y si no me la devuelve?.. ¿Y ahora qué hacer? Decidí, seguir con mis labores y avanzar en mis proyectos.
Seguimos enviándonos cartas, donde nos contábamos todo lo que hacíamos, lo que sentíamos, lo que nos pasaba. A la vez, le pedía que me devolviera mi alma, pero siempre mi petición era rechazada. Intente una y otra vez viajar a donde estaba él y pedírsela, pero había algo que me impedía hacer tal hecho, no era mío era un algo de otro.
Pasaron los meses, y mi apariencia no era la misma, estaba más cansada, más decaída. Y sabía porque era. El dolor en mi corazón era insoportable para este cuerpo, la ausencia de su compañera era notoria. Mi corazón gritaba desgarrado. Los días no eran los mismos, pensaba bien, pero no había sentido alguno. Era como ver un paraíso envuelto en grises, no había una motivación, todo era continuo sin esperanza... lo amaba pero, (…) faltaba algo mas el amor a la primera persona... sabía que llegaría mi fin, así que decidí enviar la última carta implorando la devolución de la tan apreciada parte de mi ser.
Malagu, 28 de Noviembre de 2012
Sr. G.S
Propietario de mi alma.
Ante usted, por más amor que tenga. Imploro que me devuelva la parte de mi ser que me hace ser incompleta. No puedo vivir y mis días se agotan.
No es una petición, es algo que exijo.
L.T
Pasó un mes, y sabía que no había vuelta atrás. No había llegado a mis manos, ni una carta, ni una respuesta, ni mucho menos mi alma. Postrada en tal silla (aquella en la que los ancianos se mecen para recordar sus historias, sus vivencia y cuentan a sus nietos o espectadores, tales experiencias, volviéndolas a vivir en sus relatos) por más peso que había en mi pecho, comenzaron a cerrarse mis ojos, y perdí el hilo que me unía a esta realidad, perdí contacto. Mi ser, jamás llego a estar completo y ante semejante hecho no aguanto y quebrantó. Las personas que vivían conmigo, me despidieron de ¡tal forma!, llena de cartuchos y cedas blancas.
Por la noche recibieron una carta, el cartero pedía disculpas no haber podido devolverla antes, pero esta se había refundido y había dado a parar en otra ciudad.
Capital, 29 de Noviembre de 2012
Sta. L.T.
Por última vez.
El amor que mi corazón tiene hacia usted, es infinito, es incomparable. Por tal razón, he decidido devolverle su anhelada parte de su ser, para que pueda estar completa, aunque con mucho dolor en mi alma, ya que no se ha dado cuenta, que usted no está incompleta, así como yo tengo dos almas, me hace falta el corazón, ese corazón que tiene usted reemplazando su alma, y que no se dio cuenta que se lo llevó aquel ultimo día que la vi.
No se dio cuenta, todo lo que ese corazón podía decirle, todos mis secretos jamás revelados, pertenecientes a usted la única dueña de este. Así como usted era la dueña de mi corazón, yo esperaba ser el dueño de su alma. Pero como dije, me he dado cuenta que no lo seré jamás.
No siendo más, me despido con un gran dolor porque jamás la podre volver a ver, pero le diré que no hay nadie que como yo la ame, y nadie más será la dueña de mi corazón. Por tal razón, espero cuide bien de este mi único tesoro, suyo por siempre.
PSDT: Envío y libero su alma, fue una gran compañía, mi motor de vida, pues ahora sin alma y sin mi corazón, al Igual que usted, mis días se terminan. Arriesgue que mi corazón estuviera junto a usted, para que pudiera vivir por los dos.
Con amor.
Sr G.