sábado, 26 de octubre de 2013

De:

      Para:

Te he lastimado, te he hecho perder tu esencia, perder lo que más te caracteriza… perder tu sonrisa.
Te he cargado, llenando de miles de pensamientos y sentimientos que agobian… que lastiman tu alma.
Me he apartado de ti, de lo que eres…
Te he cargado…
Perdón.
A veces me elevo tanto que cuando miro al suelo ya han pasado miles de kilómetros de vuelo, pienso en cosas imposibles y no disfruto de las posibles. La verdad y lastimosamente pasa a menudo, año tras año pienso lo mismo y año tras año te afecto. Y me siento tan idiota al aceptarlo, siempre digo a los demás las cosas posibles del presente se disfrutan en el diario vivir, y ¿yo?...


Que ridiculez, en serio, que ridículo nos convertimos de vez en cuando. La ridiculez existe cuando nos damos cuenta de  cómo estamos actuando y su carga es peor al saber todo el tiempo que ha pasado sin ver claramente cómo estamos viviendo… el hombre es ridículo por excelencia.
Que ridiculez lo que a veces escribo.

Sin embargo perdóname… la forma en que te afecto se refleja es tus ojos y tu sonrisa, tu bella sonrisa, esa que me enamora cada mañana cuando la veo, cuando la siento; junto con esos ojos que muestran la fusión de la inocencia y picardía de un ser que quiere arriesgarse a conocer un mundo, de vivir un día único… pero que lastimosamente a veces se olvida y deja pasar.

Tú y yo una sola… perdóname, porque a veces se me olvida ser, ser tú y ser yo.




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