Él
llegó como todo a mi vida, sin previo aviso y marcando con su presencia cada
momento que se aparece frente a mí… cada momento que me acerca poco a poco a
conocerlo; y bueno, en sí todas las personas que se presentan en mi vida dejan
huella, valoro cada momento su presencia… sin embargo, a él le concederé este
espacio para narrar una más de mis historias.
Pasábamos
el tiempo construyendo un mundo, vivíamos en el delirio místico del paraíso
donde nuestras almas libres se encontraban y podían estar felices, sin estar
sometidas a este mundo de sufrimiento, bueno eso decías tú… y yo me dejaba
engañar por todas las fantásticas palabras que de tus labios volaban y de tu
ser nacían. Pensé,
quizás es él… ese ser que llegaba con sus pensamientos alocados y su mundo
fantástico, un alma similar a la mía, empecé a admirar tus rasgos, tus
facciones, tus grandes y fuertes brazos, tus ideales, incluso tus quejas y tus
insultos a la sociedad.
Pero…
llegó el día en que abrí mis ojos, deduje que no servías para esta vida y
simplemente un adiós nos alejó por estos días, por mis días. No fue fácil, el
sentir que una parte de alegría es desgarrada del alma, triturada y borrada del
mapa, no es fácil…
Sin
embargo la vida continua y uno más en el pasado de una vida ha quedado. Un
loco, no tan loco, enfermo se ha desligado, desvinculado y aun así un buen
recuerdo has dejado… es eso la vida, de bienvenidas y despedidas, de hola y
adiós, de nos vemos y hasta nunca.
Un
buen futuro te deseo pero para qué pensar en el mañana si desperdiciarás el “hoy”…
buen presente te deseo… buen camino, abundante paz y un consejo gratuito:
“A
veces los ojos no aguantan lo que el alma quiere reprimir, a veces es necesario
aceptar y soltar, a veces llorar es uno de los pasos de la solución y bien el
dolor está ¿por qué impedirle brotar?... que este por un momento, no quiere
decir que esté por siempre… llora amigo, llora…”
Buena
vida amigo…
Sencillamente, lleno de verdad y contundencia.
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