Para:
Te he lastimado, te he hecho
perder tu esencia, perder lo que más te caracteriza… perder tu sonrisa.
Te he cargado, llenando de miles
de pensamientos y sentimientos que agobian… que lastiman tu alma.
Me he apartado de ti, de lo que
eres…
Te he cargado…
Perdón.
A veces me elevo tanto que cuando
miro al suelo ya han pasado miles de kilómetros de vuelo, pienso en cosas
imposibles y no disfruto de las posibles. La verdad y lastimosamente pasa a
menudo, año tras año pienso lo mismo y año tras año te afecto. Y me siento tan
idiota al aceptarlo, siempre digo a los demás las cosas posibles del presente
se disfrutan en el diario vivir, y ¿yo?...
…
Que ridiculez, en serio, que
ridículo nos convertimos de vez en cuando. La ridiculez existe cuando nos damos
cuenta de cómo estamos actuando y su
carga es peor al saber todo el tiempo que ha pasado sin ver claramente cómo
estamos viviendo… el hombre es ridículo por excelencia.
Que ridiculez lo que a veces
escribo.
Sin embargo perdóname… la forma
en que te afecto se refleja es tus ojos y tu sonrisa, tu bella sonrisa, esa que
me enamora cada mañana cuando la veo, cuando la siento; junto con esos ojos que
muestran la fusión de la inocencia y picardía de un ser que quiere arriesgarse
a conocer un mundo, de vivir un día único… pero que lastimosamente a veces se
olvida y deja pasar.
Tú y yo una sola… perdóname, porque
a veces se me olvida ser, ser tú y ser yo.