Aun muero de risa, pensando que creías iba a actuar de la
forma como tú querías, creo que en tu vida te han mal acostumbrado pero déjame
decirte: las cosas no son necesariamente en la misma tinta, ni forma de letra
que quieres que suceda la historia.
Y quizás esté reflejando la imposición de mi poder sobre las
situaciones, eligiendo el son que mejor adorne el momento que vivencio, pero
por mí misma he aprendido que en la caja de sorpresas puede aparecer desde una
bola de nieve, hasta un grano de arena, e incluso hasta el océano entero… todo
depende de quien introduzca la mano en esa caja, en quien aparezca para
arriesgarse a vivir esa experiencia.
A veces queremos sacar la misma arena, una, dos, cinco, treinta
veces, se introduce la mano, pero no
encontramos eso que tanto anhelamos, eso que una vez vivenciamos; otras veces,
queremos encontrar otra cosa, pero la misma arena aparece.
Por otro lado, es gracioso, que cuando queremos algo, eso
que llaman paciencia debe generarse a un cien por ciento para obtenerlo, pero
esperar a que las cosas se carguen 100% genera el mal del ser humano… la
angustia.
En consecuencia, te hartas, nos hartamos y echamos todo a la borda: “ni por el putas quiero
saber de eso”; y luego, lloras, lloramos porque no pudo ser; y así, sientes y
sentimos ese mal sabor en el alma por todo lo que no sucedió, y eso a lo que
llaman “bueno en la vida” desaparece y creemos es la catástrofe de todo lo que
consideramos y dimensionamos en ese momento; entonces, de la nada aparecen unas
voces que nos hacen sentir peor… “las cargas” y aquel mal sabor aumenta hasta
el punto que realmente estallamos.
“disfruta… hasta de lo malo” Y para hacerte compañía, yo me
diré también, “disfruta… hasta de lo malo”… un te quiero olvidado en el olvido.
Existió un momento en el que te extrañaba…