Mírame directamente a los ojos, vamos no temas, mis ojos aún
no han aprendido a comer.
Mírame directamente a los ojos, quiero saber si tus labios
mienten, si eres capaz de decir que no, o simplemente si tus ojos me dicen que
en verdad no sientes. Directamente, fijamente, sin más palabras, mírame a los
ojos.
-He caído en tu
trampa, he caído en lo que siempre había creído, me has embrujado, esos ojos me
han cautivado-
Acabo de descubrirlo, tus ojos puros me han demostrado lo
que sientes, has caído. Ahora solo queda que firmes tu propia sentencia,
¿aceptas?
¿Sabes?, juntos compartiremos momentos, mejores momentos de
los ya compartidos; estaremos solos tú y yo… caminaremos entre sabanas. Corriendo,
caminando dejaremos que el tiempo transcurra, comeremos, dormiremos, viviremos;
cariño pero, solo una cosa, hay algo que debes hacer para que siempre, por los
siglos de los siglos vivamos juntos, está claro que debes dar algo tuyo y así vivirás
junto a mí.
(…)Tu sangre, día a día cinco gotas de sangre darás, cinco
gotas de sangre compartirás, cinco gotas de sangre te unirán junto a mí, cada
día te levantaras, pincharas tu dedo con aquella aguja y cinco gotas de sangre deberán
caer en este envase, ni una más, ni una menos, en el destino está escrito; así
cuando tu sangre no exista más, acabaras con nuestra vida y estaremos cada vez
más juntos.
-¿Mi sangre?, si mi
sangre debo dar para vivir en muerte junto a ti, lo haré, acepto, he firmado y
sellado mi promesa. Mi sangre daré, día a día cinco gotas en el envase, ni una
más, ni una menos, -escrito-, actúo en cuanto a lo escrito. Soy aquel de los
ojos puros, hombre elegido, destinado a estar a tu lado-
¿Sabes? Una vez alguien me dijo: “Los ojos son las ventanas
del alma, donde se ve la verdadera esencia del ser”
¿Has visto algo en los míos? –No-
¿Sabes por qué? ¡La esencia habita en seres que existen!
Sí, no existo en la realidad material donde el planeta vive
día a día y la gente transcurre compartiendo sus experiencias diarias, donde el
hombre sabe que hace algo “acá”, en esto lo terrenal. No existo en tu vida, no
estás conmigo, sí, soy yo, tu más tormentosa imaginación, por la que estas en
este lugar. Amor no podrás sentir jamás, jamás y mucho menos estando en este
lugar podrás estar a mi lado (…) ¡Despierta cariño!
(…)
Y así transcurría la vida diaria de él, ahí cuando esa suave
y dolorosa voz lo despertaba, desesperado abría sus ojos y sabía que no podría
cumplir su pacto, que este dolor terrenal no podrá superarlo jamás, pues cada
día traído a la realidad, era la pauta para alejarlo más de ella. Así transcurría
sus días en el manicomio, creyendo que alguna vez esta mujer lo hechizó con sus
ojos, creyendo que tiene que estar con ella para poder vivir eternamente.
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