sábado, 14 de septiembre de 2013

Cadenas

Buenas Noches Amor… no pensé volver a escribirte pero dadas las circunstancias tendré que hacerlo de nuevo.
Sin saberlo creo que me sumergí en el delirio de creer una y otra vez en tus falsas promesas, pero aun así esperaba, anhelaba que en algún momento se cumplieran tus palabras…
Sin saberlo o bueno sin querer recordar, me fui olvidando del hombre de quien me enamoré y solo pensaba, esperaba que cumplieras tus juramentos… el cariño ya no existe, no lo puedo confundir con la esperanza; sería como un plus, cuando lo hagas… te dejaré. Pero esta espera está tardando demasiado, tanto que empiezo a ver mi rostro decaer, las experiencias de la vida se marcan en mi cuerpo y mis aprendizajes comienzan a ser escuchados por los demás.
Creo y bueno, estoy segura no lo harás, por ende… te dejo…

¡Te dedique más de un escrito, pero eso, creo yo, nunca lo sabrás!

Renuncio a tus falsas promesas, a tus ojos color café, renuncio a tus labios y tus besos que en mí ya no causan sensación, renuncio a lo que ya no me sirve para vivir, renuncio a ti, o bueno, te dejo porque simplemente estorbas mi diario vivir y hay nuevas formas, colores, sensaciones, nuevas personas que generan intriga, curiosidad, que empiezan a hacer que mi  cuerpo, alma y mente se alborote.
¡Recuerda bien que una persona debe aportar algo a tu vida y de la misma forma tú a la de ella, no lo haces en este momento, no lo harás nunca más en mi vida! … así que sin más intriga y con la más sana realidad, ve corriendo a la puerta, agarra las cosas del suelo y vete para no regresar, porque por más que quieras esta mujer que imaginas que anda esperando un regreso, ya no lo hará más, por tu bien y por tu vida, olvídala. Crece, crece y deja de torturarte creando mundos alternos donde puedes construir maravillas que compartirás conmigo, porque sé realista, no lo estás haciendo, así que coge los pantalones y las riendas y en serio, sal de aquí.
No se debe rogar por amor, dice una frase. Pero es complicado, más cuando las ataduras no te dejan despegar de ese recuerdo, porque recuerda que las cadenas tienen dos extremos uno lo tienes tú y aunque no lo creas, la otra persona no sostiene el otro lado. ¿Qué lo sostiene? Tu necesidad de sentirte amado, querido o importante, y es que ese alguien juró nunca perderte, por ende cómo puede decirme ¿adiós?, cómo puede acabar con algo que juró <<lo haría por el resto de su vida>>, cómo puede acabar con algo que “era” lo mejor. Por ende, quien tiene los dos lados de la cadena eres tú, un lado lo tiene el poder de tu mano, de tu ser consiente; y el otro lo tiene los significados que añades a las construcciones de tu propio pensamiento.

Así que es hora de poner las cadenas sobre la mesa, agarrar la llave y liberarte de los recuerdos tormentosos que disfrazados de falsas creencias buenas y añoradas, destruyen tu alma, tu cabeza y tu ser… ¡libérate! porque creo ya no te escribiré más, por ende has quedado libre para construir más historias en tu vida, para amarrarte de nuevo hasta que en algún momento, esperemos… ya no existan cadenas sino anillos producto de una misma cadena que hace que eso que dicen: alma y corazón bailen a un mismo son.