Buenas
Noches Amor… no pensé volver a escribirte pero dadas las circunstancias tendré
que hacerlo de nuevo.
Sin
saberlo creo que me sumergí en el delirio de creer una y otra vez en tus falsas
promesas, pero aun así esperaba, anhelaba que en algún momento se cumplieran
tus palabras…
Sin
saberlo o bueno sin querer recordar, me fui olvidando del hombre de quien me
enamoré y solo pensaba, esperaba que cumplieras tus juramentos… el cariño ya no
existe, no lo puedo confundir con la esperanza; sería como un plus, cuando lo
hagas… te dejaré. Pero esta espera está tardando demasiado, tanto que empiezo a
ver mi rostro decaer, las experiencias de la vida se marcan en mi cuerpo y mis
aprendizajes comienzan a ser escuchados por los demás.
Creo
y bueno, estoy segura no lo harás, por ende… te dejo…
¡Te
dedique más de un escrito, pero eso, creo yo, nunca lo sabrás!
Renuncio
a tus falsas promesas, a tus ojos color café, renuncio a tus labios y tus besos
que en mí ya no causan sensación, renuncio a lo que ya no me sirve para vivir,
renuncio a ti, o bueno, te dejo porque simplemente estorbas mi diario vivir y
hay nuevas formas, colores, sensaciones, nuevas personas que generan intriga,
curiosidad, que empiezan a hacer que mi
cuerpo, alma y mente se alborote.
¡Recuerda
bien que una persona debe aportar algo a tu vida y de la misma forma tú a la de
ella, no lo haces en este momento, no lo harás nunca más en mi vida! … así que
sin más intriga y con la más sana realidad, ve corriendo a la puerta, agarra las
cosas del suelo y vete para no regresar, porque por más que quieras esta mujer
que imaginas que anda esperando un regreso, ya no lo hará más, por tu bien y
por tu vida, olvídala. Crece, crece y deja de torturarte creando mundos
alternos donde puedes construir maravillas que compartirás conmigo, porque sé
realista, no lo estás haciendo, así que coge los pantalones y las riendas y en
serio, sal de aquí.
No
se debe rogar por amor, dice una frase. Pero es complicado, más cuando las
ataduras no te dejan despegar de ese recuerdo, porque recuerda que las cadenas
tienen dos extremos uno lo tienes tú y aunque no lo creas, la otra persona no
sostiene el otro lado. ¿Qué lo sostiene? Tu necesidad de sentirte amado,
querido o importante, y es que ese alguien juró nunca perderte, por ende cómo
puede decirme ¿adiós?, cómo puede acabar con algo que juró <<lo haría por el
resto de su vida>>, cómo puede acabar con algo que “era” lo mejor. Por ende, quien
tiene los dos lados de la cadena eres tú, un lado lo tiene el poder de tu mano,
de tu ser consiente; y el otro lo tiene los significados que añades a las construcciones
de tu propio pensamiento.
Así
que es hora de poner las cadenas sobre la mesa, agarrar la llave y liberarte de
los recuerdos tormentosos que disfrazados de falsas creencias buenas y
añoradas, destruyen tu alma, tu cabeza y tu ser… ¡libérate! porque creo ya no te
escribiré más, por ende has quedado libre para construir más historias en tu
vida, para amarrarte de nuevo hasta que en algún momento, esperemos… ya no
existan cadenas sino anillos producto de una misma cadena que hace que eso que
dicen: alma y corazón bailen a un mismo son.