Porque a pesar de que respira,
habla y mira es uno más de los costales andantes… pero es ese costal que
simplemente tiene mi mente desgastada de tanto trabajar en la figura que forma
diariamente, ¡usted ha gastado mis neuronas de tal forma!, pero déjeme decirle que
desde ese día no he podido olvidarlo y lo llevo tan clavado como si diariamente
compartiera con usted, recuerdo su cabello largo crespo y su barba, esa mirada
intimidante que desnuda la más santa presencia y ese libro entre sus dedos,
pero aún más recuerdo sus labios recorriendo curva a curva las palabras leídas…
Y son estos momentos los que me
dejan sin palabras y pensando continuamente por qué me topé con este ser donde
más que las palabras, los sentimientos no tienen cabida y vive muerto en la
negrura de un pasado sin brillo…
Entregarle su alma y su corazón
ese fue su error pero bueno no lo culpo, en algún momento todos andamos
deseando alguien por quien morir en vida y vivir cegado de eso que llamamos
amor, alguien donde al ver el reflejo del mundo en sus ojos sabemos que ella
vive y yo vivo con ella… no lo culpo, pero véase ahora usted está muerto en
vida.
Dígame una cosa, eso acaso tiene
sentido… y quizás no se dé cuenta, pero ¿cómo va a saberlo si pensamos que
vivir en aquel tiempo es mejor que afrontar el estar “solos”?, por qué nos
encaprichamos en solo ver ese reflejo en vez de ver las miles de posibilidades
que este mundo andante nos da… y es verdad, no estamos solos y con solo sentir
de alguna forma podemos formar miles de experiencias distintas… señor, este
mundo juega y le gusta jugar con nosotros… a veces debemos ir y a veces
detenernos, pero ojo no hay que parar o acabar con el juego… usted muere y el
mundo también… ahí si se acaba todo.
Por algo sigue vivo, acabo de
entender que usted no ha llegado al Game Over de su juego y aún hay brillo en
sus ojos, quizás esté más vivo… Bienvenido nuevamente, aunque aun no entiendo por
qué me topé con usted, le digo ¡Bienvenido a mi vida!