En estos momentos preferiría irme
a dormir, no sé qué diablos escribir, acabo de borrar dos páginas porque no
tenía sentido lo que escribía y quiero escribir… Siempre digo que todo es
importante porque en algún momento del tiempo su existencia valió la pena… por
lo tanto acabo de matar las letras… soy una asesina de palabras…
Me declaro culpable señor juez,
en realidad tenía la idea pero la fui perdiendo y terminé hablando de Carlos y
Felipe… ¡Por Dios!, de Thomás y de Simón, ¿ah?... impóngame la pena que mejor
considere, es que en serio algo faltaba de mí en ese escrito y algo no me
completaba…
Son las 9:40 aguardo en mi morada
y bueno, trato de escaparme del frío de la noche que por estos meses sabe
jugar y penetrar hasta el más escondido hueco de la casa… frío juguetón y
ganoso, no sabe hacer más que entrar y molestar los huesos, hace que gastemos
fuego, café o en su excepción té… pero mejor, hace que gastemos en abrazos,
caricias, hace que por fin el ser humano sienta otra persona diferente a él,
hace que no importe el lugar o lo más arreglado que nos encontremos, tan solo
nos une una vez más… Por eso castígueme una vez más, porque a pesar de asesinar
las palabras, engañé al frío lo aleje de mi morada, impedí sentirlo no de la
forma en la que él y nosotros gozamos, sino que seguí siendo yo y yo y nada
más…
Le niego estar junto a mí, le
niego disfrutar de los placeres de la vida… y bueno, es un hombre comprometido
que los disfrute con ella; pero verdad que lo único que ella le da son
miserias, y es que … que se puede esperar de una mujer a la cual se le ha
impedido sentir y peor, que se puede esperar de una mujer que desea a otro en
vez de a él… cargue eso a mí sentencia señor juez.
Y a ese otro, ¡ja! Es que él es
peor y bueno mi moral me impide entregarme, ¡pobre! Él solo tiene que dar porque esa mezquina y tacaña cómo le dará lo que una mujer puede brindarle, la
iglesia por más que quiera no llegará a competir con una mujer… o bueno,
sabiendo eso se ha valido de la mejor artimaña, ha impuesto uno de los grandes
castigos hacia la humanidad, por la cual son pocos los que se atreven a violar
la moralidad. Pero ahí si lo lamento… eso señor juez quizás me salve, pero
añádalo para mi castigo.
Condéneme por vivir y no querer
respirar el aire que muchos respiran, condéneme por quererme escapar sin que
nadie sepa a donde me dirijo, condéneme por querer tener una sonrisa día y
noche, condéneme, pero por favor condéneme porque de no ser así… mire, le juro
que cumpliré cada uno de mis deseos y para mal suyo y de la humanidad seré por
siempre una mujer feliz…